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Un viaje sin planes claros.

  • Foto del escritor: mpak y vamos
    mpak y vamos
  • 20 ago 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 25 ago 2020

Viajer@: Andrés


“El mundo es un libro y aquellos que no viajan sólo leen una página”.

San Agustín.

Lunes 15 de diciembre de 2014.

Mi primera gran aventura comenzó ese día. Ya antes había viajado y lo había hecho bastante; conocía mucho de Colombia, había ido con mis padres a USA y había vivido en Inglaterra por un año, pero esto era diferente: iba a emprender un viaje de más de un mes, con un grupo de amigos y al estilo mochilero, llevando apenas lo absolutamente necesario y eligiendo bien qué empacar, pues en una mochila debe caber todo lo que necesito para mi próximo mes o mes y medio de vida. Voy con Camila, mi prima, con Tefa, mi amiga de toda la vida, con Santiago, mi gran amigo, y con Alejandro, el hermano de Santiago, a quien apenas conoceremos en el viaje.


No teníamos muy clara la ruta, solo sabíamos que queríamos salir hacia el sur y recorrer las montañas ecuatorianas, pasando antes por Ipiales; de ahí pasar a Perú y bajar hasta Bolivia, e inclusive llegar hasta Argentina, si nos daba. El problema era en gran parte el dinero, pues a los 23 años viajar por mes y medio o dos meses es una cuestión casi que netamente económica. En mi morral además de unas cuantas piezas de ropa, un par de botas, dos libros (El Bhagavad Gita y Al oído de la cordillera, de Ignacio Piedrahita), una brújula, una estatuilla en forma de búho que por esos días llevaba a todas partes como tótem (la historia del búho se las contaré en otro momento) y la mente abierta, a conocer, a vivir experiencias nuevas y a aprender lo más posible sobre los destinos que visitaríamos.


Viajar sin planear el viaje tenía muchas ventajas, pero también otras desventajas. Teníamos la libertad de ir dónde quisiéramos, simplemente había que escuchar sobre algún destino, que algún viajero nos hablara de una ciudad o un pueblo y si nos llamaba la atención tomar el bus e ir. Llevábamos dinero para un mes y medio, pero yo tenía claro que si quería quedarme durante más tiempo no tendría problema en conseguir un trabajo en un hostal (ya en Colombia había trabajado en uno) o como mesero en un restaurante y extender así cada vez más mi viaje. A veces por ser tantos viajando juntos se presentaban dificultades al momento de elegir. Normalmente dos queríamos ir a un destino y los otros dos a uno diferente, y la decisión generalmente quedaba en mi prima, quien nunca era capaz de tomarla. Aquí va un tip para cuando no sepan qué hacer en un viaje: nosotros decidimos dejar nuestro futuro en manos del destino y determinamos que siempre que hubiese empate una pequeña moneda ecuatoriana de 10 centavos decidiría qué camino tomar. Así el viaje nos llevó desde Medellín, Colombia, primero hasta Ipiales y luego hasta Machu Picchu en Perú. Al salir de Ipiales cruzamos la frontera con Ecuador y conocimos Otavalo, los Baños de Agua Santa, Quito y Cuenca. Luego atravesamos la frontera peruana en la ciudad de Huaquillas y nos adentramos en las antiguas tierras de los Incas, pasando el 24 de diciembre en Chiclayo; mi cumpleaños el 27 de diciembre lo celebré en Lima y posteriormente el 31 de diciembre y 1º de enero en la increíble ciudad sagrada de Machu Picchu. Pero el destino y los viajes sin planear se construyen de formas diferentes a como se piensan, y en eso reside su magia. Después de Cuzco, dos de nuestros compañeros regresaron a Colombia; Alejandro, mi prima Camila y yo comenzamos lentamente nuestro viaje de regreso, dejando en mi mente a Bolivia como mi destino no cumplido (logré por fin ir en 2019). Regresamos, no sin antes parar a visitar a la familia en Cali, bailar un poco de salsa y comer aborrajado.


Este tipo de viajes tienen de verdad algo especial, y es la forma de dejarte sorprender paso a paso. Sí me preguntan, no siempre quisiera viajar así: a veces prefiero planearlo todo, no perderme nada y hacer lo que se “debe hacer”. Pero sin dudarlo un segundo, repetiría un viaje de este tipo, sin planes, escuchando al destino, teniendo confianza en que la ruta misma te llevará a donde tienes que estar!



1 Comment


amho995
Aug 21, 2020

Yo no he podido viajar ligera de equipaje. Espero poco a poco lograrlo. Felicitaciones. Un relato muy bien escrito

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Gracias por pasar por aquí!

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